In memoriam

In memoriam

22/02/2017 Literatura 0
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Tal día como hoy, veintidós de febrero, hace 78 años, moría Antonio Machado.

 Hay poetas que inundan tu alma de reflexión, belleza, ternura, sensibilidad.

Hay hombres que aman, que saben conjugar la pasión con el respeto por la persona amada. Una siente envidia por no haber sido Leonor, a pesar de su muerte temprana, o la Guiomar de sus amores.

Hay seres humanos, como él, comprometidos con la España de su época. Alejado de rencores. Preocupado por los odios “de una España que nace y otra que bosteza”

Él, que vivió con ilusión la llegada de la II República, que trabajó por llevar la cultura al pueblo, que incluso se resistió hasta el final a abandonar España al estallar la guerra. 

Me gusta recordar la estancia de Machado en Barcelona. Nunca olvido, al pasar por el Hotel Majestic en Paseo de Gracia que allí se alojó. Es el mismo hotel que, años más tarde, serviría de escenario para un pacto extraño entre Jordi Pujol y José Mª Aznar.
Cuando paso ante él, sonrío. Allí respiró mi poeta. Quizás ya demasiado cansado y lleno de decepción. 

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Tampoco olvido los nueve meses que pasó en la Torre Castanyer, en el Paseo Sant Gervasi, hasta la partida definitiva.

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Hace tiempo que deseo volver a Colliure. Allí, en su humilde tumba, dejo siempre depositadas mis flores, mis notas de doliente enamorada.

Y le doy las gracias porque sé que mi esencia está fuertemente impregnada de la suya. Es mi deseo, como el suyo que:

“Cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.”

 

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