Como creo que debe de sentirse un ser humano
El glaucoma de mi padre y las borracheras del arrendador,
la depreciación del rublo y las políticas neoliberales,
la absoluta apatía o los nervios crispados.
Me cargo de rencor durante la semana y de repente
una sonrisa inesperada, una mirada afectiva
acaban por frustrar mis planes de destrucción.
Envidio a esos depredadores emocionales
carentes de remordimientos, expertos en seducción,
sin conocer del amor más que su entramado,
conmueven y destrozan con idéntico talento.
He ido al centro comercial a encontrar a mis iguales.
Entre gritos y codazos me he sentido un ser humano
esperando el turno en medio del tumulto y las rebajas.
Estaba tan contento arrastrando mi carrito.
Qué bien metabolizan las señoras el estrés, debatiéndose
en el pasillo de las bragas, propinando insultos.
En la cola, unas chicas me han quitado el sitio.
Eran tres. Tenían una sonrisa encantadora
Si hubieran advertido mi presencia,
me habría lanzado a sus pies.
Carlos Loreiro, Premio Nacional de Poesía 2014.