Atardecer del mes de abril

Regreso, padre, a nuestra tierra
a buscarte
entre el rastrojo apilado
en una esquina.
Un gato me saluda
escurridizo,
y me muestra un espacio
deslucido.
Me saludan esos árboles
que nacieron
acariciados por tu mano
campesina.
Cae la tarde,
y sé que al otro lado
me miras con mirada
compasiva.
Lo susurran las flores
del almendro,
de la rama solitaria
unida a un tronco ya sin vida.
Soy la rama anacoreta
que aún florece,
centinela en nuestra tierra
entristecida.
Poema y fotografía: Berta Pichel
En nuestra finca solitaria. En un atardecer del mes de abril.