Promesa incumplida

Promesa incumplida

29/12/2017 Mis microrrelatos 0

Sí, había roto la promesa porque había mucho por festejar. Al cabo de un año y tras una multa, se sobreseyó su expediente y logró reincorporarse a la facultad. Las amenazas y las imposiciones no lo paralizaron, por el contrario continuó formando parte de los comités a favor de las mejoras universitarias y de la libertad sindical, así como de las agrupaciones de lucha contra el imperialismo americano en Vietnam y de los trabajos encaminados a la fundación de la Lliga Comunista Revolucionària.

El portón de la calle Xuclà permanecía medio abierto, forzado por una cuña puntiaguda que proporcionaba un poco de luz a la entrada, escasamente iluminada por la pobre luz del ascensor y la de un candelabro de tres brazos con una única luz encendida. No recordaba el alicatado de mármol blanco sobre las paredes ni la greca en tonos verdes y rojizos. Sonrió. La fascinación que Llibertat había ejercido sobre él, lo había cegado. Despreció el ascensor de estilo modernista, testigo de las añoradas caricias, y decidió subir a pie. Al pasar por el principal, el olor a canela y a azúcar caramelizado –casi con seguridad de crema catalana–, le recordó las artes culinarias de la abuela. Habían pasado más de tres años de su llegada a Barcelona y aun sentía nostalgia de la vida en la masía.

Berta Pichel: Perder el alma

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *