Intrahistoria

Al igual que mi admirado Miguel de Unamuno, me interesa la historia de los seres que jamás aparecerán ni en los libros de historia ni en los titulares de los periódicos ni, tan siquiera, en un sencillo recordatorio fúnebre.

En mi historia personal, el ya anciano 2017 se me representa como un cimbreante bambú que se inclina con la misma facilidad ante vientos hostiles como ante los más propicios.

Los aires favorables, impulsados por las Musas, me han protegido a lo largo del año. A principio de verano, tuve ocasión de agradecerles tan favorable dádiva en mi peregrinación al templo del dios Apolo en Delfos.

Sin embargo, un huracán dirigido por Thánatos, el del supuesto golpe suave, se llevó a Floc al mundo de Hades. Los dioses decidieron que, tras convivir juntos dieciocho años, Floc, mi copo canela, me abandonase.

¿Abandonarme? Jamás. Floc siempre estará a mi lado. Siento su mirada cuando no me encuentro bien; noto su alegría cuando entro en casa; percibo su sonrisa al recordar mis caricias sobre su pelo blanco y canela; experimento con frecuencia la sensación de recibir su abrazo amoroso; echo de menos sus ronquidos en el silencio de la noche; me entristece su ausencia en mis caminatas; me aflige aun su padecimiento en los últimos meses y lamento profundamente su pérdida.

El fin de año, justo a las doce, brindaré por tu descanso, príncipe.