Jugar con la vida
Jugar con la vida
mientras el Sol irrumpe en el horizonte,
indiferente al paso del tiempo
y más lozano que el Rey francés.
Jugar con la vida
y, al fondo, esa tintura anaranjada del firmamento,
diana del iris inquieto de mi pupila
seducida por la magia aterciopelada.
Jugar con la vida,
como esa bandada de gaviotas
que, cual parapente de cenefas blancas, grisáceas y negruzcas,
rivalizan con el agua azul, imán de mi mirada.
Jugar con la vida,
aposentada en la roca de la experiencia
de las sesenta y seis primaveras,
ya despreocupada de los gélidos vientos invernales.
Jugar jubilosa con la vida,
abrazar sus latidos,
sorprenderme con su fuerza,
rendirme a la pasión.
Sant Pol de Mar, 22 julio 2017