11/05/2017 Filosofía 0

El vacío existencial solo se supera cuando abandonamos el impulso por tener –no necesariamente en lo relativo a la actividad exterior, pues necesitamos seguir cubriendo nuestras necesidades existenciales, pero sí ante nuestra “actitud básica” ante la vida– y dejamos a las cosas, a las personas y a las situaciones “ser” lo que “son”, sin esperar que sean de ningún modo particular, sin buscar en ellas ningún provecho o beneficio personal. También cuando nos permitimos sencillamente “ser” y abandonamos nuestra ansiedad por lograr, por tener que llegar a ser “esto” o “lo otro”.

Mónica Cavallé: La sabiduría recobrada.

 

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