16/08/2016 Literatura 0

A Federico García Lorca en el ochenta aniversario de su asesinato

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En la fría madrugada,

lluvia de estrellas cayeron

como espadas en Granada,

y ni los duendes las vieron.

En la casa abandonada,

sátiros lo detuvieron,

la guarida traicionada, 

el cielo y el viento crujieron.

El barranco y la vaguada

de luceros se tiñeron,

los cuerpos en la hondonada

como semillas cayeron.

Ante su vida quebrada,

voces gitanas gimieron,

y a la memoria dolida

los corazones se abrieron.

Berta Pichel B.
Sant Pol de Mar, 16-17 de agosto.

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