Un nombre
Una luz tenue alumbra
la senda del Sil,
se desvanece flotante
hasta rozar las huellas
de mi andadura.
El rumor del agua
pura, fresca, cristalina,
remueve mi corazón
hasta alcanzarme.
Me arrastra sin quererlo,
respiro a su lado.
Acaricia mi oído
el suave susurro del éxodo
espumoso, ondulante,
guardián de mi secreto.
Hoy mi confidencia se envuelve
en el aire;
musita un nombre lejano;
custodia un deseo oculto
en la sombra
de la estela de su cauce.
Mi corazón flota en su lecho
a ritmo del aleteo de
dos palomas danzarinas.