T’he fet un regalet

-T’he fet un regalet.
Cada martes, Bruna, mi nieta de siete años, y yo comemos juntas. Son momentos de complicidad. En la cocina, una frente a la otra, vamos compartiendo secretos, inquietudes, adivinanzas, chistes…
Hablamos de nosotras, de los amigos, hasta de religión (tema que, aparentemente, no le interesa nada, pero al cual vuelve una y otra vez).
-Mira, iaia, què et sembla? (Mira, abuela, qué te parece?). Hablamos en catalán. Sin ningún problema, los niños dominan perfectamente las dos lenguas.
Me entrega un cuadernillo confeccionado por ella en la pausa de trabajo libre del cole.
Hoy por la mañana, al llegar a su casa, he observado que acariciaba mi novela. Incluso, ha leído en voz alta las primeras líneas.
Me maravilla esa capacidad de los niños de quedarse con los pequeños detalles.
Me entrega amorosa la composición. No me puedo creer que, sin la portada de la novela a la vista, haya retenido tan bien las imágenes.
Y me emociono. Ya me conocéis. Me conmuevo a menudo.
-Iaia, no et posaràs a plorar? Si us plau, no ploris. (Abuela, no te echarás a llorar? Por favor, no llores).
-Carinyo, és el regal més maco que em podies fer.
La ternura me atrapa.