Solos
Solo anhelo trepar hacia
lo alto,
apoyar mi mejilla
en tu cuadrante,
extraviarme en el laberinto
de tu copa
y enclaustrarme en el nido
de tu ritmo.
Esa vibración tan tenue de las hojas,
ese olor leñoso de las ramas
me llevan lejos, muy lejos,
al tiempo de la infancia derrumbada.
Hoy te he encontrado en el camino,
lejos de aquel patio y de la casa,
reencarnado en la explanada
de un parque adosado a una autopista irritada.
Tú y yo. Frente a frente.
Solos en la soledad urbana.
Mi cuerpo ya no escala
las alturas.
El otoño ha entumecido ya
mis ramas.
Pero te siento mío.
Y, aunque solo ascienda mi mirada,
comprendo tu mensaje
imperceptible.
Acaricio tu noble tronco,
mientras mi alma canta.
A la memoria del árbol del patio de mi querida vecina de la infancia, Tilana.