Saber ver

Saber ver

29/12/2016 Literatura Poesía 0

Para el que sabe ver
siempre habrá al final del laberinto
de la vida
una puerta de oro.

Si la atraviesas hallarás un patio
con musgo, empedrado,
y en él dos cedros opulentos con
sus pájaros dormidos
(No encontrarás ya aquí la música de Orfeo
sino sólo silencio).
Cruza el patio, verás luego otra puerta.
Ábrela.
Ya dentro, en la penumbra
verás un muro,
y, en él, unas palabras muy borrosas
de cuya sencillez brota una luz
que, lenta, pasa a ti y te devuelve
al fin la libertad,
la plenitud de ser:
“Sean siempre alabadas
las palabras dulcísimas
que sanan: paz y bien”.

Antonio Colinas

 

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