Olvidos

Olvidos

30/07/2018 Mis microrrelatos 0

La joven escritora se movía con gracia. (…) Parecía una actriz a punto de iniciar el rodaje de una película. Brindar con semejante pivote la obligó a ponerse de puntillas a fin de equilibrar la altura de la joven, reforzada por unos zapatos de tacón descomunal.

De manera disimulada, Pepa intentó separar los corchetes del sujetador, empeñados en agujerear la musculatura de su espalda, pero el vestido blanco de encaje que había comprado en las rebajas de verano de “El Cortes Inglés”, se enredó con el enganche. Trató de liberarlo del pequeño roedor de alambre. De pronto de percató de que el sujetador se había desabrochado, tras el tirón excesivamente intenso. Las mamas incapaces de mantenerse en el lugar adecuado se deslizaron hasta acariciar el estómago sin que pudiera hacer nada por remediarlo. Recordó las imágenes de la duquesa de Alba y se preguntó hasta dónde se demostraría en su organismo la ley de la gravitación universal de Newton. Pero tal vez dependía de los cuerpos porque la exitosa escritora –no recordaba su nombre–, mantenía las suyas a la perfección y muy bien modeladas con la ayuda de una blusa granate y negra de encaje perfectamente ceñida al torso. Le fastidiaba no acordarse del nombre. No hacía mucho que le había consultado a su homeópata los olvidos momentáneos de nombres de animales, personas o cosas. El orden de los tres sustantivos le recordó algunas de las definiciones que le habían hecho memorizar para el examen de ingreso. Al menos, eso creía recordar. Pilar, la homeópata, la había tranquilizado: “Llevas demasiadas cosas en la cabeza”, le había asegurado con una sonrisa alentadora. Sin embargo, a ella los olvidos intermitentes la inquietaban.

El tiempo nos deshizo

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