Mis días épicos
Es un recio torreón de aristas firmes
que abraza muros y almenas centenarias
de un castillo medieval de caballeros,
ignorantes del ahora ya apacible.
El tiempo, falsa quimera, lo sostiene
enraizado sobre un castro milenario,
derruido por el huracán romano
y entre guerras y cenizas se mantiene.
El río Sil serpentea indiferente
a la avaricia humana,
añorando las semillas de oro fino
hurtadas de su lecho.
Hoy, camino solitaria por el puente
bajo este cielo azul
que me envuelve en la quietud y en el silencio
de sueños atrapados.
Fotografía: Castillo del Temple, Ponferrada (InfoBierzo)