Marcos Ana y Rita Barberá
Hoy ha muerto un gran hombre, uno de esos que te tocan las entrañas, muleta ideológica en la que te apoyas, referente moral de tu vida.
Hoy nos ha dejado Marcos Ana. El poeta que aprendió la “carpintería” de la poesía en prisión a lo largo de los 23 años de estancia en un cubículo inmundo; el “Guinness” español en lo que se refiere al período de permanencia en la cárcel; uno de los muchos que vivieron y sufrieron la Guerra Civil y sus consecuencias; otro de tantos que logró aprender de la historia y de su dolor.
Hoy ha partido un ser que extrajo lo mejor de sus experiencias. Su casa siempre abierta a todos; sobrio en su manera de vivir; templado en sus planteamientos: “La única venganza a la que aspiro es a ver triunfantes los nobles ideales de libertad y justicia social”; compasivo con sus adversarios: “Una de las cosas más importantes para mí es no hallarme en el odio de mis enemigos.”
Hoy se ha ido un referente que acompañó la ilusión del Movimiento 15-M en España; que inspiró a Extremoduro; que acudía allá a donde se le llamaba a charlar sobre la vida, sobre la poesía, sobre la condición humana.
Hoy, en esta España a la que hemos dedicado horas de televisión al minuto de silencio por Rita Barberá, Marcos Ana se nos ha ido en silencio. En mi alma, guardo su lección de vida: generosidad para los que no piensan como tú, para los que cometen errores, pero compromiso por la libertad y la justicia social