La becaria

La becaria

12/02/2018 Mis microrrelatos 0

¿Cómo se llamaba? Quedó en suspenso, con los ojos abiertos y fijos sobre el cuadro que Tàpies le había regalado después del encierro en el convento de los Capuchinos donde se habían conocido. El brochazo horizontal de un rojo intenso, sobre un fondo amarillento, dividido en cinco fragmentos señalizados con números invertidos, contrastaba con el gris de las piedras desnudas de la pared del comedor. ¿Cómo se llamaba aquella chica? Era incapaz de recordar su nombre. Últimamente, su cerebro parecía funcionar también a brochazos y por segmentos.

            La masía se había convertido, sobre todo en los últimos meses, en la guarida donde calmar el desasosiego. Sin embargo, parecía como si el ambiente de la Semana Santa con los preparativos para representar la Pasión atiborrase aún más su mente. La imagen de la becaria, hibernada en alguna neurona de su cerebro, emergía ahora perfectamente delineada: puntual en los horarios, ordenada hasta el extremo en las investigaciones, con una capacidad argumentativa clarividente, con los mismos ojos color de miel de las lechuzas e idéntico estilo pausado y observador.

Perder el alma (12/2/18)
Pintura: Antoni Tàpies

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *