Intimidades

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25/10/2018 Mis microrrelatos 0

En realidad, por mucho que lo intentaron, no hubo manera de “cerrar el chiringuito de las putas” como ya lo denominaban los niños del barrio. Si hasta entonces Pepa desconocía absolutamente todo lo relativo a “las mujeres del amor” –como las definía El Chismoso, uno de los amigos más inseparables de Encina, tan íntimo que Pepa los pilló en una ocasión besándose detrás del pajar de la señora María. “Esas mujeres tan guapas se dedican a dar amor a los hombres necesitados”, El Chismoso ensalivaba de un modo especial las palabras acompañándolas con un movimiento obsceno de los dedos. Se regodeaba cuando lograba sacar los colores a las chicas, ya conocedoras después de muchos diálogos íntimos entre todos, sobre las prácticas amorosas de la casa de al lado. Ilusionado y sabedor de la atención que suscitaba, proseguía con un movimiento de ojos hacia el cielo al estilo de los personajes de El Greco: “Pasa como con las monjas, también viven juntas porque se casan con Dios.” Aquí Pepa se perdía. Nunca había oído lo del matrimonio de las religiosas con Dios, aunque no tardaría en descubrir aquel otro mundo tan misterioso como el de las mujeres con medias plateadas.
El tiempo nos deshizo

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