Espacio sagrado
Desde vuestro espacio
sagrado,
dioses del Olimpo,
controláis
vidas lejanas y ocultas
en la caverna
de un mundo
perdido y enterrado
en la memoria de gentes,
ahora ya
espíritus errantes por sendas de incertidumbre.
Y, entre las paredes
de un lugar,
marcado
por el poder del Temple
y un puente de hierro,
oh, deidades sagradas,
la imaginación adolescente
creyó percibir
cantos de sirenas
y oráculos de pitonisas.
Aunque el tiempo,
cautivo de la tela de Penélope,
la aprisiona
con sueños y deseos.
Hoy, ante la llamada de la Fócida,
acudo, presurosa peregrina,
a la montaña sagrada
de Delfos.
Subo al Parnaso,
abrazo las Musas,
converso
con el espíritu del malogrado Esopo,
me adentro en el templo,
me recibe Pitia,
reverencio a Apolo,
mientras resuena
la dulce voz de Píndaro.
Y cuando
mis ojos se empapan
de la eterna
inscripción del sabio:
“ Conócete a ti mismo”,
al fin, mi corazón alcanza
la paz.
Poema y fotografía: Berta Pichel. En el Recinto Sagrado de Delfos