El Sil, mi compañero
Compañero, a menudo y contigo
me embarco a ritmo tranquilo.
Con timón seguro, navegamos
hacia el estuario sagrado.
Y aunque mis venas arrastran fluidos antiguos,
las válvulas, tercas, evitan
el retorno al pasado.
Al igual que tú, amado Sil,
mi sangre deambula
por mi ser,
en constante peregrinaje.
Juntos, con movimiento sereno
y rumbo vacilante,
surcamos en dirección
al desembarcadero final.