El patio
He venido a acompañarte en
tu soledad.
Y me siento, patio de los míos,
en uno de tus escalones
con el espejo frente
a mí misma.
Absorbo el olor de la higuera,
señora de mis escondrijos,
consciencia de la dulzura
infantil.
Al fondo, escondido en un espacio
con el que dibujo
una diagonal perfecta
con punto de inicio y final,
-como la vida misma-
un gallo mira altanero al cielo
y derrama un quiquiriquí en la copa de mi nostalgia.
Tras la tormenta, una lluvia mansa
tiñe de un gris perla
nuestro patio.
Los gorriones y los vencejos
se resisten a clausurar su particular
verbena de San Juan.
Dos cigüeñas atraviesan el espacio
en un seductor bamboleo
de amor a la libertad.
Un arco iris perfecto dibuja
una sonrisa
en la concavidad del firmamento.
Todo cambia en su eterna espiral.
Nada enturbia mi camino.
Tras tanto perder, uno logra liberar
el corazón.
Fotografía: El patio de mi casa (Ponferrada)