Me cautivas día tras día. y, sin embargo, no compartes mi vida Ni te duchas conmigo, ni te tomas café, ni conoces siquiera lo que siento por ti. Pero tú sabes vivir. Vivir en tu geometría volátil de huso errante desplegado en cruz. Existir en la conciencia de la propia pequeñez al surcar la grandeza…
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No sé lo que captaban tus neuronas, ni sé lo que retuvo mi retina e ignoro si rozas tan siquiera la vasta laguna del olvido. No supe discernir en qué momento, aquella lluvia fina transformó en piedra dura nuestra blanca caliza. Solo sé que delineamos un río seco, sin curso, sin caudal, incapaz de sustentar…
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Cuantas veces, Señor, en la tiniebla volé por los arrabales del alma escudriñando las veredas en calma sin hallar luz alguna entre la niebla. Aún ahora mi memoria rebla, pero, cuando algún pesar ensalma, entonces mi mano extiende la palma y es la paz la que el corazón repuebla. Si en el camino, Señor, me…
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A veces languidecen las palabras. Los sonidos asemejan espirales derretidas en un tiempo ensombrecido. Hay mentiras que traspasan estaciones y reclamos encerrados en refugios personales derrotados de gin-tonic. Dime qué ocurrió en el ciclo oscuro. Dime, corazón mío, cómo vibraste ante el embate de las olas. Escucha, hablemos del presente, lejos del regusto ácido de…
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En el azul delirante de la vida, en un mar donde golpeaba el oleaje, miré el cielo, dudé un instante, emprendí el vuelo y acarició mi rostro el viento suave de la libertad.
Desde esta Estación Central de Barcelona, donde el reloj marca un tiempo, incierto y fugitivo, venid, yo os reclamo. Entran en el recuerdo de un trozo de espejo roto los viajes perdidos en el nebuloso cinematógrafo de la memoria. Venid, os espero aquí en la cola movediza del acceso al tren.
Tus ojos parecían jade auténtico una noche de vigilia en primavera, recuerdo mientras camino por la vera de una mina de carbón abandonada. Buceé durante un tiempo en esos ojos, me sumergí en sus aguas nebulosas, hallé grutas y espacios luminosos y cavernas en la noche de mi almohada. Hoy ya sé que emergiste de…
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Ahora cuando mi cuerpo se aloja en el espacio indecoroso de la fragilidad, escribo a sorbos de vida con la mirada concentrada en el brillo de una pantalla implacable, devastadora de mi retina. Palabras sobre palabras se superponen ante la endeble opacidad de una catarata incipiente que se convierte en protagonista del instante, al desdeñar…
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No te enojes, amor, es el otoño el que en las mañanas soleadas me confunde, como antaño me engañó la primavera bajo la sombra fantasiosa de los sueños. Esperé de tu certera puntería tiernas sonrisas, palabras ardientes, promesas de un Edén donde, tumbados bajo deleitosa sombra y suave viento, el resplandor nos envolviese. Hoy, amor,…
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Es la luz, la sombra, el cielo abierto alzando el vuelo sobre todo lo terreno, como un ave de azul plumaje y brillo eterno el que reposa, enamorado, en el alma del estanque.