Desiderátum
Nunca más tornará la infancia, ni la adolescencia inquieta. Nunca más mi madre peinará mis trenzas ni escucharé, nunca más, la voz grave de papá pronunciar mi nombre, Bertita, hasta el final de sus días. Tal vez, la fuerza de la vida me regale la quietud de la vejez, modele mi rostro y lo adorne…
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