A mi árbol amigo
Te vigilo en la soledad del jardín,
desde el rincón íntimo
que adorna mi memoria selectiva.
Te contemplo a ti, otrora diminuto pináculo,
germinado
en la tierra fértil de nuestro hogar.
desde el rincón íntimo
que adorna mi memoria selectiva.
Te contemplo a ti, otrora diminuto pináculo,
germinado
en la tierra fértil de nuestro hogar.
Hoy tocas el cielo,
isleño e inmenso,
señero y altivo.
Esta tarde, nuestros corazones laten
en el crepúsculo dorado
de un otoño todavía florido.